Si llevas años felicitando la Navidad a los empleados con una cesta de Navidad, también deberás hacerlo este año. Hay empresas que entienden que es una costumbre algo desfasada o un gasto innecesario y superfluo en momentos poco boyantes.
Sin embargo, ninguno de estos argumentos convencen a la parte trabajadora que, en más de una ocasión, ha recurrido a los tribunales por considerar que se les privaba de un derecho adquirido en el tiempo o en virtud de las “condición más beneficiosa”. La mayoría de las sentencias recientes les dan la razón, y no solo en cuanto al reparto de la cesta sino también en lo que atañe a la valoración del contenido. Es decir, no vale sustituir el jamón por un panettone o tres latas de sardinas. Ver la noticia completa