Una marca puede morir de éxito, ya que la ley permite anular su registro cuando el consumidor utiliza el nombre de un producto para referirse genéricamente a todos los de su categoría, por su popularidad.

Las marcas registradas pueden extinguirse, ya sea por la renuncia del titular a la misma, por caducidad -no se renueve el registro- o por nulidad. Sin embargo, estos tres supuestos no son los únicos en los que se puede basar la caducidad. Existe una cuarta posibilidad, que, aunque sea poco frecuente, es necesario tener en cuenta y ésta es la vulgarización.Ver la noticia completa

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